Zaragoza se rinde ante su símbolo

Con la llegada de la Expo, Zaragoza ha dado un gran paso que le ha llevado a ser el centro de atención de muchas miradas que perfilan una visita a la ciudad.

Ranillas recoge diariamente un número importante de visitantes. Los periódicos regionales recogen cifras realmente impresionantes. Todavía no ha acabado el mes de junio y son muchas las personas que han paseado por el pabellón Puente o han subido todos los pisos de la Torre del Agua.

Pero no hay que olvidar que Zaragoza no es sólo la Expo. Para que la ciudad se adapte a esta nueva situación los edificios característicos han sido remodelados. Como conté hace algunos días en una entrada anterior, el Paraninfo o la Puerta del Carmen lavaron su aspecto para volver a lucir toda su belleza.

Aunque es el Pilar el símbolo más importante de Zaragoza. La virgen de la Hispanidad guarda la basílica que lleva su nombre al mundo entero. No podía quedarse como estaba. Tenía que lucirse en este 2008. Hace unos meses comenzaron unas obras que taparían sus fachadas hasta el pasado 11 de junio. Fecha clave para una inauguración que realzaba la belleza de este gran símbolo.

Fachada principal de el Pilar
Fuente : Ainhoa Lafuente

Es cierto que los trabajos han ido realmente deprisa y muchas veces lo que se hace rápido no acaba bien. Pero hay que decir que con el Pilar no han ido del todo mal. La fachada principal ha conseguido lucir una limpieza que exalta la perfecta perfección de esta basílica. Aunque si que es cierto que la parte de atrás se ha llevado la peor parte de todo, ya que alguna de las torres no consiguen resplandecer, y es que desde el puente de Piedra puede verse un fuerte contraste entre los elementos que conforman el Pilar.

Las torres del Pilar desde el puente de Piedra
Fuente: Ainhoa Lafuente

Zaragoza es otra en este 2008 y todos se han preparado para dar la bienvenida a todo aquel que decida acercarse a la ciudad. Por eso el Pilar no podía ser menos. Esta nueva imagen del símbolo de la Hispanidad será el orgullo de la ciudad para recibir a todo aquel que decida pasearse por las calles de la capital aragonesa.